Este curso aborda la filosofía contemporánea, a través de un recorrido existencialista, centrándose en la filosofía del absurdo y el feminismo. El existencialismo es una corriente filosófica que, desde antaño, ha sostenido que la existencia precede a la esencia. Quiere decir que el ser humano primero existe y en la medida en que vive va construyendo su propia esencia, así como también encontrando su sentido o propósito de vida y su modo de ser.
Las metas de aprendizaje son:
● Desarrollar un pensamiento crítico, a partir de la revisión de las ideas filosóficas en torno al existencialismo y el feminismo.
● Poner en diálogo el pensamiento propio con otros puntos de vida, en torno a las temáticas propuestas.
● Proponer otras alternativas más allá de las presentadas por el docente, a fin de crear escenarios diferentes que den cuenta de la propia creatividad.
Los temas del curso son:
• Existencialismo • Filosofía del absurdo • Feminismo • Participación de las mujeres y progreso social
Las competencias que se desarrollan son las sugeridas por el Ministerio de Educación Nacional de Colombia:
• Competencia crítica
• Competencia dialógica
• Competencia creativa
Este curso se desarrolla mediante un ambiente de gamificación apoyado en el Storytelling, relatando una historia que coloca a los estudiantes a interactuar con los personajes que en ella aparecen. A partir de esto, se proponen unos retos que deben ser abordados por el estudiante. Esos retos se denominan misiones. La historia en comento es la siguiente:
Mario ha atravesado por muchas dificultades durante toda su vida. Eso le ha permitido generar grandes reflexiones en torno a la existencia humana. Ha llevado un estilo de vida reflexivo que se lo ha inculcado a su primo Carlos y a su hija Lucía. Un día tras regresar del trabajo, recibió una llamada del compañero de pensión de su primo Carlos, Luis. Era para comunicarle que había encontrado una carta escrita por Carlos, y procedió a leerla:
“Abro mis ojos y aún recuerdo la amarga experiencia vivida la noche de hace seis meses. Como olvidar los sentimientos que esa brusca vivencia despertó en todo mi ser durante ese momento. Hubo un instante en que la sensación asimilada fue como si las manecillas del reloj se hubiesen detenido, pues el tiempo en su conjunto se congeló para apreciar detenidamente el impacto de la situación presentada a los ojos de los presentes. Lo que
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para otros aparentemente era algo normal, a mí me había congelado toda mi experiencia sensorial con la cantidad de estímulos nerviosos que recorrían verticalmente mi cuerpo desde los pies hasta la frente. La tensión concentrada en el pecho era enorme y sentía como si en torno a él se condensara un gran cúmulo de masa a punto de generar un fuerte estallido.
Iban apenas a ser las 8:00pm cuando subiendo por la carretera principal de la ciudad, en dirección al puente, observé una persona caer sobre el precipicio. Lo consternante no fue el hecho en sí mismo, sino la serie de cuestionamientos que generó inmediatamente en mí. De un momento a otro una serie de innumerables ideas sobre el suicidio inundaron todo mi ser. Empecé a cuestionarme las razones que me llevan a conservar mi existencia y a no tomar la misma decisión que la persona que acababa de caer. Entre el hecho acaecido y los posteriores primeros segundos llegaron tantas ideas como las que hubiesen llegado, en otro momento, tras largas horas de reflexión. Ha de ser porque nunca me había enfrentado tan de cerca al umbral que separa a la vida de la muerte. Fue como si la decisión tomada por esa persona para lanzarse por ese precipicio hubiese desatado o, más bien, liberado pensamientos e impulsos que estaban encerrados desde hace mucho tiempo.
A partir de ese momento, no ha habido un segundo en que haya tenido ideas ajenas a lo acontecido. He llevado rutinariamente los quehaceres cotidianos. Entre salir a trabajar, tomar el transporte público, llegar al punto de trabajo y volver a casa. En resumen, trabajar y dormir. Y, sin embargo, eso no distraído a los pensamientos despertados tras aquella noche. No ha habido otra solución a todos los cuestionamientos presentados hace seis meses. Tal parece que no queda más que dirigirme al puente.”
Ante eso, Mario inmediatamente recordó que había recibido, por parte de la escuela de su hija Lucía, la comunicación de que fue sacada de la clase por defender la igualdad de las mujeres. Le relataron que el profesor de sociales inició diciendo “los hombres deben dedicarse a volverse más inteligentes. Las mujeres mientras tanto deben dedicarse exclusiva y llanamente a ponerse más bellas”, mientras presenta la clase que va a dictar, dejando entrever de entrada sus posturas personales. Ante ello, su hija Lucía increpó al docente y le cuestionó su manera de ver la vida y de concebir a las mujeres. Lucía planteó que las mujeres también deben dedicarse a ser inteligentes, ya que ese no es solo un deber de los hombres. Eso desencadenó que el profesor la echara de la clase.
Entonces advirtió que tenía que hacer algo para atender las dos situaciones presentadas por su primo y su hija. Mario acepta el reto y está decidido a enfrentarlos.
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